Se calcula que, al menos, 235 millones de personas en el mundo padecen asma. Por ello está clasificada como una de las principales enfermedades de no contagio. Aunque se trata de una patología que no reporta gravedad y puede controlarse, las personas que padecen asma deben aprender a convivir con el problema y determinar qué tipo de asma padecen para poder reaccionar frente a él de la forma correcta. Si sientes curiosidad sobre la enfermedad, hoy te contamos algunos detalles y despejamos las dudas más habituales relacionadas con esta patología.
Síntomas del asma
Aunque los síntomas relacionados con el asma varían mucho de una persona a otra, si existen algunas reacciones que son genéricas para todos:
- Presión y dolor en el pecho.
- Falta de aire y sensación de ahogo.
- Problemas respiratorios durante la noche.
- Tos o sibilancias que se recrudecen cuando la persona padece otro tipo de virus respiratorio como gripe o resfriado.
Tipos de asma
El asma es una afección cada día más común en nuestra sociedad. Esta patología causa inflamación en las vías respiratorias, produciendo hinchazón y reduciendo la cantidad de aire que entra y sale de los pulmones.
- Asma alérgica. Es el tipo de asma más común. Aproximadamente 8 de cada 10 personas con asma sufrirán además otra afección alérgica como rinitis, dermatitis o alguna alergia alimentaria.
- Asma bronquial. Este tipo de asma se caracteriza por una obstrucción ocasional de las vías respiratorias y está asociada a otras patologías. En estos casos, si no se trata adecuadamente, puede convertirse en un problema permanente.
- Asma estacional. Los síntomas del asma estacional aparecen de forma recurrente en las diferentes épocas del año. Por ejemplo: invierno, primavera… Una persona que padece asma estacional puede notar como los síntomas empeoran, por ejemplo, durante la temporada de fiebre del heno -cuando los niveles de polen son más altos-, con climas muy fríos o cálidos, cuando hay cambios bruscos de temperatura o en invierno, cuando hay más virus de gripe o resfriados.
Este tipo de asma es muy similar al asma alérgica, de hecho, muchos especialistas utilizan ambos términos para describir la misma afección.
Estrés y asma
Muchas personas con asma afirman rotundamente que, en episodios de ansiedad o estrés, sus síntomas se agravan. Pero ¿qué relación existe? Básicamente, el estrés empeora la inflamación dificultando la respiración. Además, el estrés también puede estar relacionado de forma indirecta con el asma. Es decir, las emociones fuertes como irritación, enfado, angustia… pueden terminar desencadenando los síntomas.
Las reacciones más habituales asociadas a los episodios de estrés son muy similares a las del asma común:
- Opresión en el pecho.
- Respiración acelerada y en ocasiones entrecortada.
- Tos repetitiva
- Dificultad para respirar.
El asma es hereditario
En la actualidad existen pocas dudas de que el asma cuenta con un intenso componente familiar. Pero la respuesta no es tan clara cuando hablamos de los mecanismos genéticos subyacentes. Aunque sí que existen genes que marcan una predisposición como:
- Presentar atopía: predispone a desarrollar reacciones alérgicas.
- Presentar hiperreactividad bronquial.
- También existen ciertos genes que condicionan la eficacia de los tratamientos.
Falsos mitos del asma
El asma siempre ha estado rodeado de falsas creencias y mitos. Pero, en la actualidad, los estudios que existen al respecto, despejan todas las dudas posibles. Desde Farmacia Viesques vamos a descartar algunas de las hipótesis más habituales:
- “El asma es una enfermedad contagiosa”. ¡Claro que no! El asma es una enfermedad autoinmune que nada tiene que ver con virus o bacterias infecciosas.
- “Las personas que padecen asma, no pueden hacer deporte”. Todo lo contrario. Realizar ejercicio es muy positivo para la salud, aunque si se recomienda a los pacientes con asma consultar a un especialista qué deporte es más conveniente.
- “Los asmáticos no pueden viajar”. Siguiendo las indicaciones de los médicos y el tratamiento adecuado, no existen inconvenientes. Si es aconsejable llevar la medicación consigo para poder hacer frente a cualquier brote asmático imprevisto.
- “No tengo asma, soy alérgico”. Es importante aclarar que el asma y la alergia son patologías totalmente distintas, pero si debemos mencionar que las personas que sufren asma suelen padecer alergia.
- “Las embarazadas deben interrumpir el tratamiento”. No es cierto. Los tratamientos para el asma no deben dejarse durante el embrazo. Además, está comprobado que evita complicaciones en el feto.